martes, 28 de abril de 2009

La posma

No suelo publicar muchos poemas de mi autoría, pero hay algunos como éste que son tan ambiguos, que no corren ningún riesgo al estar desnudos ante la web. Tomad una posma y leed.

La posma


Detenida por los ojos brillantes que se acercaban,
mis manos sudaban y mis palabras también.
No sabía lo que el aire puro congelaba
y no sabía que en él se podía respirar hiel.

Los ruidos de pudor, timoratos susurran:
"Las sábanas son golpeadas por las turbas"
Me recluí en un claro ocaso de marioneta
Y Él por desvarío entró en mi peligrosa curva.

¿Somos inclementes a la espera de un alivio?
la raíz de la conífera, sus hojas no han crecido.
"hielo, fuego, tierra... ¡que algo me haga sentirlo!"
Cual si fuere una roca embestida por el frío.

¡Ah Mañana!
No me han calcinado los diámetros de sus lóbulos
porque mi dulce ahínco se disfrazó de loca.
No siento más que mi papel de teatro maniático.
Mi risa, hipócrita, maniobra mis labios y mi boca.

!Ah Tarde!
Dobleces de pulcritud y suciedad, ¿estoy allí?
Sí, allí, cara de infame y cara de filántropa.
Fuere yo la intensa gloria de las demasías,
corazón yerto por baños infinitos de mentiras.


¡Y no! !No hay noche en mi solapa!
Ni eufemismo en su ciego color de blancas picantes,
Yo que en los diaros disfaso sombras de olvido,
me hallo casada, siempre, con el insomnio urticante.

¡No hay reinos, no hay siglos!
¡No hay estambres,
no hay pistilos!
Aquí, aquí, aquí,
narcotizada por luces errantes de figura.
Olvídate, es lo llano de tu comedia.
Yo te daré, por causa unánime,
nuestra única noche en la tragedia.





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