martes, 27 de octubre de 2009

Encierro (Parte I)

En esta oportunidad me daré la libertad de escribir un cuento. Las entradas llegarán tan regularmente como sea posible.

Encierro

Mi maleta está lista, ahora tengo que apresurarme y tomar ese bus tan insensato que me espera cada día (consolándome, porque en realidad soy yo la que lo espero... y lo espero... y lo espero). Hace frío como el demonio, y me duele la nariz al hacer de esa idea algo tan concreto. Pienso en nada. Miro al cielo y noto que por fín está ligeramente moteado de nubes - sí, ligeramente sería lo extraño -. Llega el autobús y veo con acostumbrada indignación su infranqueable descenso de aceleración y velocidad ocasionada por la desconsiderada violación de los topes dinámicos establecidos que regulan su capacidad de pasajeros. Entro por un espacio en el que cabría yo a la menos 10.
Aún así, no pienso en nada, soy un zombie...pero de repente me rozan: "además de no ser exacto con sus movimientos por su empobrecida forma de medir su contorno físico, ese señor huele a aguacate reposado. ¿Tendrá una nueva fórmula química que inhiba la hediondez de la descomposición de los residuos que las bacterias dejan al consumir sales minerales segregadas por sus axilas?..." Sí, mi pensamiento es volátil. Pero estar en blanco con una inconformidad tan extravagante no es precisamente mi fuerte. Sin embargo lo ignoré y seguí allí, respetando la ley de la conservación de la energía - expresado en una magnitud vectorial  (momento lineal) - cuando el bus se detenía, y mi cuerpo también, pero luego.
Miro al cielo - en este caso el decorado feo del techo del bus - y trato de ignorar mi susceptibilidad a la inconformidad. Cuando por un hueco salta el bus, saltan los cuerpos, se golpean cabezas, se desacomodan manos y se roban el pedacito de tubo que tenía para agarrarme... "mieeeeeeeerda" mi primera grosería pensada. Encuentro un pedazo distinto de tubo que tuve que robarle a una señora, con olor a vainilla concentrado y con un bolso diseñado para chuzar los estómagos de la gente circundante a su dueña. "En fin, perfecto, volvamos a mi estado vegetativo" pensé.
Todo iba bien hasta que un segundo después me topé con el reloj de mi muñeca señalándome indiscriminadamete la hora. "Gracias señor reloj, ya sé que voy tarde" reflexioné... entonces, con mi afán recién propuesto, miraba cómo el bus parecía una moto de seguimiento de carreras de bicicletas, iba más rápido un volkswagen hippie que nos hacía carrera - pero no es ridículo - y además le paraba a más personas - que eran lentas subiendo, o en su defecto paraban antes del semáforo justo a tiempo para que cambiase a rojo - para mostrar orgullosamente su masacote de sardinas enlatadas.
"Todo está bien chica, no te desesperes, el universo está lleno de malas casualidades espacio-temporales" me consolé. Pero, como si me hiceran ver a la fuerza que sí existe la forma de inquietarme más, empiezan a salir cada cinco minutos de a 2 personas. El camino escabroso y sofocante que toman para llegar a la puerta se convierte en una alteración sub-soportable del orden improvisado del masacote de sardinas. Pasan las personas como tratando de reemplazar el espacio - si es que a eso se le puede llamar espacio - que ocupan los demás, haciendo vernos como una ola de movimientos cuasi musicales descendiendo hasta la nota más baja... algo así como la extensión de la piel de la garganta de una serpiente al comerse un conejo claramente más grande que su mandíbula, esa irrisoria distorción de los músculos agolpándose mientras pasa el conejo de la mandíbula para atrás. Esto es, acaso, causal de golpes a los dioses sentados que disfrutan hedonísticamente su asiento, haciéndonos soñar con él, cobijando nuestras cargas y traseros. También causal de que se me desacomode la maleta y ejecute una inhalación rígida aplastando mis costillas contra los pulmones, dándole un centímetro más de espacio al que pasa.
Se sigue deteniendo el bus. El carril por el que vamos está bloqueado, así que el conductor cambia de carril - por fin se le ocurre la maravillosa idea - y descubre que las probabilidades se pueden burlar en su cara engañándolo(-me) con descaro, pues el carril en el que estábamos empieza a moverse y el nuestro - el nuevo - se bloquea. "Gracias Murphy por recordármelo" me dije con algo de ira. 
Los minutos me veían y corrían más, al parecer no soy de su agrado. Un muchacho sentado me mira con insistencia. A primera vista, se diría que disfrutaba verme parada y aplastada mientras el se regocijaba. Yo sólo me di cuenta de que la joven de al lado me miraba con recelo... ¿era su novia y no le gustaba que él me mirase?, ¿yo tenía la maleta abierta?, ¿se me estaba asomando un moco?. Todas hipótesis inconclusas, axiomas matemáticos que no demostraban mi teoría. Igual, no me gusta que me miren con poca o nula intención comunicativa, qué idiota era especular sobre unas miradas que no venían al caso. La atención se me volcó de un brinco cuando una señora me pisó el dedo que más tiene receptores nerviosos... el meñique.
"Esto ya es suficiente, no veo el por qué de tanta mala coincidencia" Me dije. Con las paradas, el tráfico y el sobrepeso parecía llegar el bus. Ahora, emprender la salida era otro reto. "Disculpe, permiso, con permiso, que pena..." dije mientras me propinaban una simulada golpisa con objetos contundentes como brazos, zapatos, bolsos y cremalleras. Le dije al afortunado poseedor del timbre que por favor timbrara por mí - dado mi enclaustramiento pluricorporal -, entonces timbró, pero dos segundos después de lo requerido, ergo conllevó a la inevitable desaceleración a tres cuadras de lo también requerido. Bajé del bus expulsada por la necesidad de la materia por salir de la presión y entonces respiré profundo. Miré lo lejos que estaba del sofocante puente de la 26, y medité con toda la tranquilidad del mundo... "¡Hijo de p...!" grité en mi soledad cerebral y mordiéndome la manga del saco. "Listo... ahora así a correr. Nada más puede salir mal hoy, nada más. Pensaré en blanco, ignoraré bien" Me dije en voz alta mientras corría como raponera a clase. 


Continuará...




1 comentario:

Negociadora. dijo...

Bastante exacto .... muy cotidiano ....jajajajaja....chistoso-confuso....pero finalmente ameno de leer...señorita paula tal vez se acuerde o no;lo importante es que entre el hi5(jajajaj)recorde que tenia este espacio ...espacios que aveces se buscan para hacer esas pequeñas lecturas no tan mecanizadas... ni con la imposicion requerida del experto y reconocido autor pero son dificiles de encontrar...ya ve usted.....
SALUDos!!!
R-G